Fantasmas, de Paul Auster: Inquietante. Es el primero que leo de Auster; es un libro sencillo en su historia y en su narrativa (aclaro: sencillo no quiere decir chafa), pero inquietante, de una muy sutil manera te vas involucrando y terminas impresionado.
Partículas Elementales, De Michel Houllebecq: Vigoroso. Este libro es pura narrativa. No es que no me haya gustado su historia, simplemente creo que la forma en que la cuenta es magistral, vigorosa. La parte donde se cuenta la muerte de la abuela es portentosa.
El perfume, de Patrick Suskind: Raro. Y lo más raro es su protagonista, un sujeto con una cualidad que a muchos volvería locos. Me parece que no justifica plenamente algunas partes de la historia, especialmente el ridículo final.
Algunas noches, algunos Fantasmas, de Francisco Tario: Divertido. Es un autor difícil de encontrar, lo descubrí hace algunos años cuando leí una antología de cuentos mexicanos y el suyo fue mi favorito, después me enteré que es un escritor de culto y que fue un personaje muy raro. El libro lo conseguí en la fil, es muy corto y reune una serie de cuentos donde los personajes son de lo mas variados, gallinas, ataúdes, locos, etc. Burton se queda pendejo.
El principito, de Antoine de Saint-Exupery: Tierno. Por alguna razón me rehúse mucho tiempo a leerlo; nada personal, simple pereza. Un día lo vi en mi casa (o de mis papás) y dije, “ahora es cuando”. No es un libro para niños, de hecho después de leerlo se lo regalé a un sobrino de 6 años y me dijo que le aburrió. Es, literalmente, para el niño que todos llevamos dentro. Tiernamente profundo es la mejor descripción que puedo dar de el.
Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago: Soberbio. Alguien me dijo que este libro era una metáfora, y aunque ciertamente pudiera interpretarse así (parece que todos estamos ciegos y no nos damos cuenta del mal que hacemos y solo hasta que hayamos perdido todo, nos daremos cuenta, y solo entonces estaremos viendo), no estoy muy seguro de que esa haya sido la intención de José Saramago. Lo digo porque al portugués le gusta plantear escenarios y argumentos absurdos. Como quiera que sea, este libro es de esos que todos deberíamos leer. Ojala la película no decepcione.
El hombre duplicado, de José Saramago: Cerrador. Aburrido, aburrido, aburrido, inquietante, inquietante. Que buen cierre. Empieza muy lento, pero el final vale todo el libro.
Las intermitencias de la muerte, de José Saramago: Plagio. Como ya dije, a Saramago le gustan los absurdos. Y lo mas absurdo de este libro es la acusación que hace un cuentista mexicano. Independiente de eso, me parece que intentó plantear algo similar a lo que hizo en Ensayo sobre la ceguera, sin embargo, por alguna razón, al final da un giro que no me explico y que desvirtúa mucho la historia.
La insoportable Levedad del Ser, de Milan Kundera: Hermoso. Me provocó cosas que ninguno otro libro había hecho. Ya había escrito sobre el, solo agregaré que no es una novela de amor. Es LA novela de amor.