sábado, febrero 21, 2009

Crónicas olvidadas I

La falda floreada

Salgo del departamento cantando "yo no quiero que otro prieto quiera lo que yo he querido" de un huapango que interpretó Café Tacvba en el unplugged que grabaron hace ya varios años. Desconozco si es un huapango autentico o algo que ellos prepararon para esa ocasión. Como sea, esa frase se me pega como lapa. Son las 8:30. Me dirijo a la avenida chapultepec, a recorrer el tianguis en el que se encuentran artesanias, libros viejos, y otras cosas, y que todos los sabados se instala en el camellon de esta avenida, referencia principal de una zona llena de cafes, librerias, bares y restaurantes, como el The Green Mug, pequeño café en el que te sirven las bebidas en una gran taza color verde. Este café, como otros, como el tianguis mismo, los conocí por ti. Esta vez vengo solo.


Me molesta darme cuenta que olvidé que las reparaciones del camellon implican que el tianguis no se instale en esta ocasión. Supongo que así será por otras semanas más. En realidad no importa mucho, pues no pensaba comprar nada. Vengo a dar un paseo cuando no hay nada que hacer los sabados por la noche, como hoy. Para no dar la vuelta a lo tonto, me dirijo a cenar a los baguettes que solia visitar contigo. Tal como acostumbro, pido un baggel vegetariano. Me siento en una mesa justo a un lado de uno de los ventanales del local, y entonces la veo. Esta sola, esperando que la llamen cuando su pedido este listo. Me llama la atención su belleza, sencilla, pero belleza al fin. La observo discretamente, pero solo la observo ella , y de pronto me doy cuenta que ya no soy discreto, pero no se si ella se de cuenta.


Su pedido esta listo, se pone de pie y me doy cuenta de muchos detalles que me refieren directamente a ti, es alta y esbelta, de tez blanca como la tuya, y tiene el pelo suelto, como acostumbras traerlo. Su chaqueta negra es muy parecida a la tuya, con ese toque retro, y una falda blanca, floreada, que se muy bien te gustaría mucho tener. Vuelve a su mesa y entonces mi pedido esta listo, me lo entregan y regreso a sentarme viendola directamente. Mientras comemos creo que se da cuenta de que la observo, pues voltea de manera sútil, muy sútil hacia donde estoy.


Entonces me pongo a pensar que pasaría si la fuera a buscar. Hola, disculparas mi atrevimiento, pero me gustaste y quisiera conocerte; no, demasiado franco. Hola, ¿te puedo hacer compañia? no me gusta ver chicas guapas cenando solas; no, demasiado estupido. En realidad no importa, pues no lo haré, nunca he ligado en situaciones de ese tipo, y francamente creo que nunca lo haré. De hecho en general no se ligar. Siempre he pensado que el intentarlo me haría parecer muy estúpido.


Ella termina de comer antes que yo, pero para mi buena suerte va a la barra a pedir algo más. Me sorprende verla dirigirse hacia mi, pero en realidad va a buscar algo que leer en el revistero que esta frente a mi mesa. Y ahi ya no puedo ser discreto, y tambien descubro que ella se da cuenta de que la observo, pues me doy cuenta que me ve de reojo en un par de ocasiones. Toma una revista y vuelve a su mesa. Yo terminó de cenar, y como quiero seguir viendola pido un café que sirva de excusa para quedarme aunque sea un rato más, así tambien evito ser obvio. El acercarse esta descartado.


La observo comer algo pequeño, no se que sea, y yo tomo mi café dando sorbos muy pequeños. Termina de comer y sale del local. Y yo me quedo pensando en que si quizá el riesgo de parecer estúpido podría valer la pena. Como aún no acabo mi café, voy a tomar un periodico y comienzo a leer un análisis sobre el problema narcotrafico, aburrido. Despues algo sobre la dichosa crisis, aburrido. De pronto alguien se acerca y me dice hola, veo una falda blanca floreada. Su voz tambien se parece a la tuya.



3 comentarios:

A dijo...

pero tuve miedo de amar con locura
de abrir mis heridas que suelen sangrar
y no obstante toda mi sed de ternura
cerrando los ojos la deje pasar

besos timidos
A.

Anónimo dijo...

No se que decir Gama, Bunta, saludos, buena vibra, cuidate.

marichuy dijo...

¿Y si tuviste miedo, como dice A?

Las heridas, igual siempre corren el riesgo de abrirse.