jueves, octubre 30, 2008

Día de Muertos

Hace varios años, mi madre me contó una leyenda sobre el día de muertos que es conocida en la zona de la huasteca, sin especificar un poblado en particular. Se cuenta que, como cada año en el pueblo, todas las personas se preparaban para el día de muertos levantando altares y demás tradiciones. Sin embargo, un hombre se burlaba de dicha costumbre, argumentando que los muertos no volvían y que el nunca pondría un altar; la gente desde luego no le hacía caso y seguía en lo suyo. Llegado el día de muertos, al negarse a formar parte de la celebración, el tipo se fue a emborrachar solo. Ya completamente embriagado, y de regreso a su casa, el sujeto en cuestión oyo el ruido de una multitud, como si cerca hubiera una gran fiesta y de pronto vio pasar a muchas personas en caravana. Comenzó a observar con detenimiento y vio a muchos conocidos entre la multitud, pero de pronto se dio cuenta que todas esas personas que había reconocido, eran en realidad, personas que hacía mucho tiempo habian fallecido. El sujeto no sabía hasta que grado su borrachera era la culpable de eso que veia. Notó tambien que todas las personas iban cargando alimentos o incluso algunos ya comiendo. Y de pronto algo hizo que su borrachera terminara de subito. Al final de la caravana vio a dos ancianos recogiendo las sobras de los demas, lo que todos iban tirando en el camino. Eran sus padres. Al verlos, corrió inmediatamente a su casa a poner un altar.

Unos años despues de que mi madre me contó esta historia, durante la universidad, un amigo me invitó a una reunión semanal con un grupo de jovenes pretenciosos-pseudointelectuales-aspirantes-a-escritores (¿tu estabas ahi, Diablo?, no recuerdo). La idea para ese día, en el que la celebración del día de muertos y el halloween estaban cerca, era que cada quien llevara un texto relativo a cualquiera de las dos fechas. El mejor texto ganaría su consumo gratis. Y el mio, que escribí inspirandome en la historia que me contó mi mamá, ganó. Lamentablemente ese día solo pedí café. Posteriormente a dicho cuento le saqué jugo. Lo publiqué en la revista de la universidad (revista que, lamentablemente, solo leian quienes la publicaban), y lo leí tambien en una presentacion de La Claraboya literaria en el Cafe La Victoria, alla en Tampico Hermoso. En términos generales la gente que conoció o escucho el cuento, me decía que era un buen cuento. Y yo me la creía (de hecho a mi madre le gustó mucho). Años despues, al leerlo de nuevo, la verdad es que no lo encuentro tan bueno, sin embargo me gusta, y como nunca lo habia puesto en mi blog y el día de muertos esta cerca, aprovecho para que mis 4 lectores de base y los otros dos esporadicos lo conozcan. Le iba a hacer unas modificaciones para que quedara un poco mejor, pero decidí a ultimo momento dejarlo tal y como lo escribí hace ya varios años.

“Día de Muertos, una Tradición Viva”, decía la leyenda que acompañaba a la imagen de la Catrina de Posadas que estaba a la entrada de la secundaria donde Santiago iba para ser juez del concurso de altares de esa escuela.

-Chingado, penso, tengo mucho que hacer en la oficina, mientras observaba al director de dicha secundaria pararse frente al micrófono para empezar el discurso inaugural del concurso. “la importancia de las tradiciones...”, “una actividad milenaria...”, eran frases que acompañaban al discurso, al escuchaba con desagrado y en ocasiones simplemente no escuchaba, hasta que oyó al director decir: “por eso nuestro gobierno busca rescatar...”, lo que encendió el coraje de Santiago.

-Que se preocupe por rescatar a los muertos de hambre que son millones, pensó mientras veía con desprecio y casi con rencor al director.

Al finalizar el concurso, regresó a la oficina medio fastidiado y deseoso de terminar los pendientes, para irse a su casa y dormir tranquilo.

Ya para dormirse, acostado sobre su cama, encendió la tele como acostumbra para arrullarse con ella.

Mientras iba quedándose dormido, alcanzo a escuchar en la Televisión, “en este día de muertos...”, al oír esto, volvió a despertarse, tomo el control remoto, apagó la televisión y dijo: ¡jaladas!, se dio media vuelta y se durmió.

Ya de madrugada, Santiago escuchó que alguien le decía:

-Despierta Jijo de tu Jija- Lo que de inmediato hizo que despertara, pues era justo así como su difunto padre solía llamarlo cuando se enojaba.

Al despertar no vio a nadie, pero seguía escuchando la voz de su padre que decía:

-Eres igual que tu madre, siempre supe que tenias mas Preciado que San Juan, egoístas.

-No manches, pensó mientras se ponía de pie para ir al baño y lavarse la cara pensando; pinche día de muertos me esta afectando.

Antes de llegar al baño paso por el mueble donde había fotos de su familia, cual fue su sorpresa al ver a alguien de espaldas ver dichas fotografías.

-¿Quien es usted?, pregunto asustado.

-soy tu padre, dijo esa persona.

-¿Ivan?- Susurró Santiago.

-¡Tu papá, la persona que te mantuvo durante 20 años! - dijo mientras se volteaba a ver a su hijo.

Al ver a su difunto padre frente a el, Santiago se puso pálido, perdió el semblante por completo.

-Ya hombre, no te espantes, dijo Don Pedro, solo vine a ver si este año si me habías hecho altar, pero ya veo que no, tendré que ir a casa de tu madre, con lo que me molesta ver al tipejo con el que se rejunto.

-¿eh?, ¿cómo?-

-Es que tu no sabes lo que es el camino al Mictlan hijo, es un camino largo y sinuoso, eso de enfrentarse al tigre y lagartija gigantes es muy agotador, por eso necesitamos ofrendas, pero bueno, me voy- dijo antes de desaparecer.

Lo siguiente que escucho Santiago, fue el despertador -Pa´ sueñito que me aventé-, pensó mientras se levantaba.

Después de desayunar jugo y pan de hace tres días como acostumbra, se subió al carro y fue rumbo al trabajo, al estacionar el auto, vio a una señora indígena vender flor de Cempoaszuchitl, la observó y se quedo pensando.

-¿A como la vende?- preguntó Santiago

-15 pesos el manojito joven, respondió con ternura la indígena al tiempo que se acomodaba a su hijo en el regazo. Sacó dinero de la bolsa del pantalón, se lo dio a la señora, y tomo el manojo.

Al terminar la jornada de trabajo, iba rumbo a su auto y se topo a Irwing, quien le dijo, -vamos al café- a lo que Santiago respondió: - este... los alcanzo allá, tengo que ir a comprar algo de Tequila.

-No sabia que te gustara.

-No es para mi, es para mi papá-. Irwing lo vio con extrañeza pero lo dejo seguir su camino.

6 comentarios:

Ani dijo...

Debiste pedir mas que un cafe gamita.

Anónimo dijo...

Ah... que bonito, y me da gusto que recuerdes y a la vez recordar aquellos tiempos...

Y si, esa vez yo no fui.


Chido.

Tatiana Capacha dijo...

me agrada y mucho, pienso que la retrospectiva es buena sirve para ver cuanto hemos crecido y al fin y al cabo esa es la base de lo que somos o no?

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

"un amigo me invitó a una reunión semanal con un grupo de jovenes pretenciosos-pseudointelectuales-aspirantes-a-escritores"

Ja, ja, ja. Me caes rebien, Gama. :D

Me gustó el cuento con el relato de cómo lo escribiste. Las dos cosas juntas hacen un texto muy interesante.

Saludos :)

Anónimo dijo...

siempre es bueno recordar tiempos pasados. Me gustó la historia. Un abrazo.

El Diablo Des. dijo...

A mí si me pareció una buena historia, tal vez porque a veces creo que eso puede pasar.
No estaba yo presente en aquel concurso mi buen Gama.
Felicitaciones por la aprobación de tu proyecto y espero sepas disculpar que este servido haya tardado tanto en leer.
No sé que creer me gustaría pensar que no puede pasar lo que a veces creo que pasa.